Intrigó, jugó, sembró dudas, creo desconcierto, se ocultó, se retiró del primer plano y mandó a sus secuaces seguir intrigando. Después, no se sintió escuchada. No creyó que la integrasen, y se definió como un verso suelto.
Ahora, la estocada. Todos quedaron retratados: los fieles, los dudosos y los desleales.
Y los desleales han pagado cara su osadía.
Hasta dentro de mucho (espero), Prada y Lamela. Y ves con cuidado Güemes.
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