Llamativo el desenlace del desencuentro entre María San Gil y el PP.
Conviene recordar que San Gil saltó a la primera línea de la política a la muerte de Blanco y poco a poco fue convertida por su partido en adalid de la defensa de los valores patrios en tierras vascas.
Su postura (y la de su partido) fue la más firme oposición a los postulados del nacionalismo vasco. Defensora de la confrontación con las políticas y propuestas del PNV.
Los mismos que allí la colocaron han sido los que han abierto la puerta para que San Gil diga adios al partido al que representó, y a la vida pública.
Ya no se siente representada por quienes la encumbraron. Ya no siente que el partido por el que dió la cara durante muchos años, por el que asumió en primera persona la defensa de las víctimas del terrorismo, al que representó en un territorio donde la libertad está amenazada por los terrorista, apoye su propuesta de confrontación con los principios del nacionalismo vasco.
San Gil dice adios. Y ahora, ¿qué dirá el PP en el País Vasco?
lunes, 30 de junio de 2008
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