Con esa especial clarividencia de Rajoy, hace varios años, en el momento en que se revisaron los Estatutos de Autonomía, el responsable (que no el líder) del PP salió a los medios anunciando que "España se rompe".
Sólo los más audaces supieron ver en aquella afirmación el diagnóstico de lo que es la actual situación del PP: "el PP se rompe".
Hoy, varios años después, no es España, sino el PP el que sangra por los cuatro costados.
Lo más significativo es que las costuras se le van por los sitios donde el PP es más fuerte: en la Comunidad de Madrid y en la Comunidad Valenciana, principalmente; lo que es producto de las intrigas intestinas, de las ambiciones superlativas, de los usos interesados y los proyectos personalistas.
El caso de Aguirre no admite ningún género de dudas: antepone el control de su partido y la sanción a los disidentes (Cobo, hijo, se te ha acabado la carrera política...) a los intereses generales. Si no se sanciona o hecha a Cobo, no se soluciona el culebrón de Caja Madrid.
miércoles, 28 de octubre de 2009
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