La pobre Aguirre, defenestrada (nuevamente) ha regresado a su palacio de invierno (nuevamente) para trazar su nuevo asalto a la corona (nuevamente) con el apoyo bajo el brazo de esos ciento y pico Alcaldes y demás responsables del PP de la Comunidad de Madrid que la sostienen en su empeño y que debilitan su partido.
El advenedizo Rato, que en silencio, pasa de ganarse la vida (bien ganada) del sector privado a la esfera pública (para seguir ganándose muy bien la vida) y tener una posición de privilegio "por si me necesitan" tras el próximo batacazo de Rajoy.
El incomprendido Gallardón acata el pacto de silencio y lame las heridas de quien da la cara por él en las situaciones comprometidas: el pobre Cobo, a quien se le ha truncado la carrera política salvo mediación de las altas instancias del PP.
El desnortado Camps, sin saber qué hacer, sin saber dónde meterse y sin rumbo fijo, hoy asegurando que quienes le afean desearían que apareciera muerto en una cuneta, mañana fotografiándose en un Ferrari junto a las estrellas de la Fórmula 1. (otra foto más que poner al lado de la de Richardson -ya sólo falta Obama).
Y Rajoy, el gallego Rajoy, marcando en el calendario los días que pasan sin que nadie intenten moverle la silla. Días de gozo y tranquilidad; que cada vez escasean más. Ahora sacando pecho, hablando de ética, intentando ganarse el liderazgo y el respeto que todos le han perdido.
Ya vendrán tiempos mejores para todos.
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