Tratar de dejar contento a todo el mundo suele traducirse en dejar descontentos a todos. En eso anda Rajoy.
Mientras Aguirre le hace la cama liderando el movimiento más neocon del PP y Aznar elabora cantos de sirena hasta atraer a María San Gil, Rajoy le hace ojitos a Mayor Oreja y le invita a comer para convencerle de que su sitio está en Europa: mejor lejos que tocar los h***** en casa.
El líder ya no sabe qué hacer, y la gente se le pone nerviosa. Normal. Si con la que está cayendo no logra despegarse de Zapatero debe ser porque tiene la credibilidad por los suelos. Como la tensión.
miércoles, 7 de enero de 2009
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