domingo, 21 de marzo de 2010

Lavar antes de usar

La estrategia del PP para meter debajo de la alfombra sus miserias con Gürtel es una de las acciones más sonrojantes de nuestra democracia.

Con el precedente del caso Naseiro, otro turbio episodio de financiación ilegal de la derecha cerrado por el trámite de urgencia, el PP ha puesto de capitán de la nave a Federico Trillo, lo que ya en sí mismo es una declaración de intenciones: el mismo tipo que intentó ocultar sus errores en el caso Yak-42 es el mismo que ha recibido el encargo de que Gürtel pase a mejor vida.

¿Qué están queriendo hacer? Lo que una sociedad democrática espera de un partido con aspiraciones de Gobierno es que si han metido la pata, asuman su responsabilidad. Lo que no espera es que traten de dar un golpe de gracia a un proceso judicial por supuestas irregularidades en la forma.

Lo que debería hacer el PP es demostrar que lo que dice la abundante documentación recogida, lo que dice la investigación, la Agencia Tributaria, la Fiscalía Anticorrupción, la policía judicial, etc. es falso. Debería demostrar que no ha estado financiándose de manera irregular a través de empresas que obtenían cuantiosos contratos de los Ayuntamientos y Comunidades gobernado por ellos mismos. En eso debería centrar su empeño.

En cambio, lo que Trillo está tratando de hacer es una nueva sinvergonzonería que pone de manifiesto las miserias y las malas artes del PP.

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