Continuará, seguro, porque ya hay citas electorales a la vista y el de la inmigración es un tema muy recurrente, sobre todo, en momentos de crísis económica y de problemas de empleo.
Las cosas son así de claras: a las personas procedentes de los países en vías de desarrollo se les quiere y demanda para superar las carencias de los países desarrollados. No es una visión muy moral, tampoco tiene que ver apenas con el concepto de justicia social o de equidad, ni con el de solidaridad, pero es lo que ahí.
Y es lo que explica que se les reciba bien cuando vienen a ocuparse de los despojos laborales que no queremos, a limpiar nuestras casas o a mantener nuestro sistema de pensiones (aunque no por ello dejen de ser mirados y tratados como inmigrantes y extranjeros), y se les desprecie e insulte cuando las cosas no van tan bien.
Desde luego, el PP no se anda con medias tintas, ya lo ha dicho alguno de sus dirigentes: el sistema no puede dar servicio a todos, lo que hila con esos eslóganes de la extrema derecha: "España para los españoles" y "los españoles, los primeros".
miércoles, 20 de enero de 2010
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